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Un paseo especial por Coslada con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente

El Día Mundial del Medio Ambiente fue establecido por las Naciones Unidas el 5 de junio para invitarnos a reflexionar sobre los problemas ambientales más apremiantes para el planeta y el peligro que corren los ecosistemas de todo el mundo.

Bajo el lema ‘Nuestras tierras. Nuestro futuro. Somos la #GeneraciónRestauración’, este año el Día Mundial del Medio Ambiente se centra en detener la desertificación, restaurar las tierras y fortalecer la resiliencia a la sequía. Según la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, hasta el 40% de las zonas terrestres del planeta están degradadas, lo que afecta directamente a la mitad de la población mundial.

Con motivo de esta efeméride, así como la reciente celebración de otra fecha destacada como el Día Internacional de la Diversidad Biológica, nos disponemos a dar un paseo especial por Coslada.

Como generalmente nuestro ajetreado día a día nos impide disfrutar de los espacios naturales y de las especies de animales o plantas que nos rodean, para guiarnos en esta ocasión contamos con alguien igual de especial. Se trata de Daniel Pinchete, vecino del municipio, biólogo y coordinador del Grupo Local de WWF Madrid, organización mundial dedicada a la defensa de la naturaleza y el medio ambiente.

La ribera del Jarama

Cabe señalar que la biodiversidad también se refiere a la variedad de ecosistemas en los que viven todas estas especies. “En Coslada podemos observar tres ecosistemas, pero en este caso, seremos generosos y hablaremos de cuatro”, plantea Daniel Pinchete.

El primero de los ecosistemas cosladeños que visitamos está asociado al agua: el bosque de ribera. Este transcurre por el Barrio de la Estación junto al Río Jarama. En la senda desde el puente de la A2 hasta el azud del Jarama nos encontramos una serie de especies muy particulares. Algunas de ellas, como el ánade azulón, la gallineta común, la garza real y el cormorán grande aparecen en un panel informativo sobre fauna acuática situado a la altura del Centro Asociativo La Estación, en la calle Isleta.

“La vegetación típica de este entorno son los carrizos, eneas, zarzamora, majuelo, pero también sauces, olmos, fresnos y chopos, que sueltan esa pelusa blanca tan característica”, señala el representante local de WWF.

Entre los carrizos y la vegetación de ribera encontramos mosquiteros, ruiseñores o currucas entre otras aves. “El carrizo del río también es utilizado por galápagos y por los esquivos mapaches como escondite. El mapache es un mamífero típico de Norteamérica que llegó hasta aquí tras la suelta por sus dueños al ser objeto de comercialización como mascota”, añade Daniel Pinchete.

El Humedal, isla de biodiversidad

Nos desplazamos hasta el Humedal, pulmón verde de Coslada y auténtica isla de biodiversidad. Un terreno de 70 hectáreas ubicado al oeste del municipio, donde se encontraba la Laguna del Esparragal, y coronado por la Colina de los Eriales en su área central. Al suroeste del parque se encuentra el humedal estacional. Ahí parte el arroyo Teatinos, que discurre paralelo a la vía del tren y canalizado llega hasta el río Jarama.

“Seguramente el paseante vea la zona totalmente seca, pero hay que seguir las pistas que el terreno nos da, como esas pequeñas vaguadas o la presencia de juncos churreros, que son plantas muy asociadas al agua subterránea. Las pocas charcas que se forman son colonizadas por el sapo corredor, de los pocos anfibios que pueden crecer en este tipo de ambientes acuáticos”, señala nuestro guía.

En esta zona, al este del Humedal, se extiende la principal pradera esteparia, en otras palabras, el ecosistema del pastizal. “Este pastizal está formado por plantas de bajo porte, casi siempre herbáceas anuales, que tienen su máximo esplendor en primavera, llenando los campos de todo tipo de colores y olores”, y mientras recorremos la ‘ruta del castellana’ en las inmediaciones del Centro de Educación Ambiental El Naturalario, Daniel Pinchete señala que las especies vegetales más frecuentes que podemos encontrar aquí son amapolas, malvas, jaramillos o cardos.

Joyas naturales

“Hay que destacar algunas joyas que, a pesar de pasar desapercibidas, están catalogadas como vulnerables o en peligro”, unas especies a las que se refiere Pinchete que ya fueron catalogadas en el último estudio de la fauna del Humedal realizado por Agustín Rubio, catedrático de Sistemas y Recursos Naturales de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), y Juan Manuel Martínez, profesor titular del departamento de Producción Vegetal de la misma UPM.

Entre estas joyas naturales cosladeñas, la Cynara tournefortii, una especie de alcachofa también conocida como ‘morra’ endémica de la Península y en peligro de extinción, el Cirsium Pyrenaicun, un cardo de hasta 150 cm del que no hay más citas en Madrid salvo en Coslada, y orquídeas como Ophrys Sphegodes u Ophrys Lutea.

En dicho estudio encargado por el Ayuntamiento de Coslada y presentado en 2022 también se muestra la existencia de 36 mariposas y hasta 77 aves diferentes en el gran pulmón verde de la ciudad. Entre ellas, el piquituerto, un pájaro nada habitual en la región con un pico adaptado para abrir piñones, y que, por cierto, encontramos en el colorido mural que da la bienvenida al Recinto Ferial de la ciudad.

Para tratar de reforzar las poblaciones de aves insectívoras en el Humedal se colocan cajas nido estratégicamente entre la masa forestal. Cajas nido como las elaboradas en el último taller en El Naturalario impulsado por la Concejalía de Transición Ecológica del Ayuntamiento de Coslada.

A propósito de esta avifauna, algunas de las especies que encontramos en la zona están “de paso” literalmente. Así lo señalan los responsables del CEA Caserío de Henares, quienes a mediados del pasado mes de marzo registraron más de 400 milanos negros de paso por la zona. “Lo mejor es que, en el 2021, ¡los alumnos del William Shakespeare vieron sobrevolar un buitre negro justo aquí en el Humedal!”, recuerda el biólogo Daniel Pinchete sobre otra de estas aves de paso.

“En el Humedal también se ha encontrado ‘Saga Pedo’, un artrópodo carnívoro, el ortóptero de mayor tamaño del continente europeo, del que todavía se desconoce la forma del macho y que está protegido por el Libro Rojo de la Comunidad”, explica Pinchete antes de volver a cambiar de escenario, pero en esta ocasión el insecto más grande que encontramos es una multicolor mariposa macaón.

Parques y jardines

Los espacios urbanos también son considerados como un ecosistema propiamente dicho por muchos expertos en naturaleza. Además de hacer las veces de lugares de esparcimiento que salpican toda la ciudad, son auténticos oasis para multitud de especies animales y vegetales. Por ello, aprovechando la proximidad del Parque del Cerro, entre los barrios de Ciudad 70, Valleaguado, La Colina y El Esparragal, hasta allí nos desplazamos.

En el Cerro encontramos otro de los grandes pinares de pino carrasco de Coslada. “Estos pinares son frutos de reforestaciones de los años 80, de los cuales todavía se puede ver su plantación en hileras. El pino carrasco es fácilmente distinguible porque sus piñas, también llamadas ‘conos’, se mantienen en las ramas y se abren o cierran en función de la humedad ambiental, facilitando la caída y vuelo de los piñones”, comenta nuestro guía.

Con permiso de urracas, mirlos, palomas, tórtolas y gorriones, en este pinar predominan aves insectívoras más difíciles de ver, como el colirrojo tizón o los “comunes” herrerillo, carbonero y petirrojo.

Del mismo modo encontramos otras más singulares, como la abubilla, con su característico penacho de plumas en forma de cresta, pico picapinos y pito real, conocidos popularmente como “pájaros carpinteros”, el agateador europeo, un pájaro diminuto que extrae su alimento de los troncos con su pico fino y curvo, o el también esquivo autillo, en palabras de Daniel Pinchete “una rapaz nocturna, un búho pequeño que está considerado como vulnerable y cuyo ulular podemos escuchar al anochecer”.

Por lo general el sotobosque de la zona suele ser pobre en vegetación, pero alberga distintas especies de setas. En otoño e invierno, entre los pinos cerca de la cima donde se encuentra el punto geodésico ‘Canteras de San Fernando’, no es difícil encontrar Lepista Personata, las llamadas “setas de pie violeta” que, además,“son comestibles y apreciadas en la gastronomía”, tal y como asegura el también biólogo y educador ambiental Alberto Sastre. El experto puntualiza que “el nombre popular de ‘pie violeta’ se debe a que, según la inclinación e incidencia de los rayos del sol, su pie parece violáceo o azulado”.

Si las pequeñas “setas de pie violeta” resultan curiosas, quizás la especie vegetal más extraordinaria de Coslada sea la más grande y fácil de ver: el olmo centenario del Parque Antonio Machado. Se trata de un majestuoso ejemplar catalogado como ‘árbol singular’ debido a sus más de 200 años de vida. Superviviente a la grafiosis y a Filomena, en 2021 este olmo fue incluido en el Plan de Clonación de Ejemplares Singulares de la Comunidad de Madrid para obtener esquejes y así fomentar su conservación y propagación.

El gran desconocido

Aunque al tratar los ecosistemas locales nos hemos centrado en el apartado biótico, en los seres vivos, cualquiera de ellos también cuenta con un apartado abiótico, características como aquellas relativas al tipo de suelo. En concreto, Coslada está asentada sobre yesos, sílex, carbonatos, arcillas verdes, gravas y areniscas.

De hecho, el otro gran y desconocido de nuestros ecosistemas está asociado al yeso que se encuentra en las cercanías del Hospital del Henares.“Este suelo es muy salino, lo que ha hecho que las especies que viven en esta zona se tengan que adaptar a unas condiciones especiales”, apunta nuestro guía.

La vegetación que se encuentra aquí es generalmente de porte arbustivo y poco llamativa, como esparto, salsolas, retama de bolas, jabuna, artemisa, limonio o las efedras. Según comenta Daniel Pinchete, “estas últimas destacan porque únicamente sobre ellas vive un artrópodo en forma de escarabajo llamado ‘Yamina Sanguinea’, que dada su rareza y su especiación por este tipo de alimentación, está considerado como vulnerable en los catálogos nacionales”.

Amenazas y esperanzas

Para terminar, Daniel Pinchete nos recuerda que todos estos ecosistemas y las especies que viven en ellos corren peligro, unas amenazas que hay que tener en cuenta a diario y no solo hoy, Día Mundial del Medio Ambiente: “según numerosos estudios, como el ‘Informe Planeta Vivo’ de WWF de 2022, durante casi dos décadas, en promedio, la biodiversidad mundial disminuye hasta un alarmante 69%”.

Entre las principales causas de desaparición de especies están la destrucción de su hábitat, la sobreexplotación de recursos, el cambio climático o la contaminación que no solo se refiere a vertidos químicos, también el uso de pesticidas y otros productos químicos. “Las toneladas de toallitas desechables que desbordan por los desagües son ya, por desgracia, parte de la flora de los ríos, y la presencia de plásticos también es un problema para la fauna, ya que muchas aves las ingieren o se estrangulan con sus fibras”, lamenta nuestro biólogo local.

La introducción de especies, las llamadas “invasoras”, resulta otro gran problema de pérdida de biodiversidad “ya sea por competencia por alimentos, espacios, predación o transferencia de enfermedades”, apunta Pinchete. “Hace escasas semanas, en el Jarama en San Fernando de Henares, unos pescadores encontraron tortugas mordedoras de Norteamérica”.

En Coslada tenemos bastantes ejemplos, aves como las cotorras argentinas o los gansos del Nilo, mamíferos como los citados mapaches, reptiles como los galápagos de Florida, pero también vegetales como el ailanto o la mimosa.

“Sí, queda mucho por hacer. Pero todavía podemos ser parte de la solución. Revisemos nuestros hábitos de consumo, reutilicemos, reciclemos, hagamos uso a de la economía circular, del comercio de proximidad o del autoconsumo. Participemos activamente a través del vecindario y asociaciones que ayudan a plantar o instalar cajas nido”, y nuestro vecino Daniel Pinchete termina animándonos a disfrutar del medio ambiente, a diario, por supuesto.


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